miércoles, 27 de febrero de 2013

EL CORCHO EN LA CALIDAD DEL VINO

Supongamos que somos un consumidor, supongamos que vamos a comer a un restaurante, y supongamos que una vez elegido el vino, el camarero nos abre la mejor botella de la que dispone...Hasta aquí todo bien, pero también podríamos suponer, y no es poco probable, encontrarnos con algún problema, por ejemplo, con el corcho. Y es que el corcho es ese pequeño desconocido al cual el consumidor de vino no da demasiada importancia hasta el momento de enfrentarse a el, con el objetivo de eliminar la barrera que existe entre éste y el líquido elemento. Pero ¿Qué debemos de esperar de un corcho? ¿Cómo podemos darnos cuenta si está en mal estado? Y en ese caso, ¿También tendrá defectos el vino?

El corcho es el principal material elegido para cerrar las botellas de vino, por su elasticidad, capacidad aislante, impermeabilidad y durabilidad, entre otros.

La principal función del corcho, es la de proteger el vino de los agentes externos, impidiendo la entrada de aire desde el exterior y la salida de vino desde el interior.
 
CARACTERÍSTICAS DEL CORCHO

El tamaño del corcho del vino influye notablemente en su evolución, ya que dependiendo del mismo podrá tener mayor o menor guarda el vino que tengamos entre manos.
Del mismo modo, la calidad del corcho también va a influir en su capacidad de guarda. Un corcho de buena calidad va a permitir que el paso del tiempo no haga mella en el tapón y, por ende, en el contenido de la botella. Corchos de menor calidad, incluso de aglomerado, serán aceptables para vinos de consumo rápido.

-          Tamaño: El diámetro de un corcho suele estar en torno a los 24mm, llegando a comprimirse hasta los 18mm en el interior de la botella. En cuanto a la longitud, van desde los 38mm hasta los 54mm.


Cuanto más largo sea el corcho, mayor su calidad. Los corchos más largos se usan en vinos Reserva y Gran Reserva. Los más cortos, se destinan a los vinos jóvenes o blancos.





-          Material: El material empleado para la elaboración del corcho proviene de la corteza de los alcornoques. En algunos casos, el corcho se elabora con madera conglomerada. Estos corchos son de menor calidad por lo que se utilizan para vinos jóvenes y/o económicos. Como curiosidad, destacar que la corteza de los alcornoques es ignífuga y si no te lo crees, trata de prender fuego a un corcho…



-          Mantenimiento: Para la buena conservación del corcho, las botellas deben almacenarse horizontalmente, consiguiendo así que el líquido esté en constante contacto con el corcho, evitando que éste se reseque y agriete. Muchos fabricantes utilizan parafina para untar el corcho y aumentar así la vida útil del mismo. En cualquier caso la vida útil de un corcho se sitúa en unos 15 años, por lo que los vinos embotellados durante más de ese tiempo deberían ser re-encorchados.

EL CHIVATO DEL VINO

Podriamos decir que el corcho actúa de “chivato”, y en cuanto se libera de la botella es capaz de traicionar al vino con el que ha compartido años de soledad y recogimiento. Si un corcho está en mal estado, es muy probable (aunque no seguro), que el vino esté también en mal estado.

Por ello, una buena práctica cuando abrimos la botella es observar el corcho:

-          Si  hay manchas en la zona de contacto con el vino, es normal, ya que el tiempo y los pigmentos del propio vino tiñen esa zona del corcho. Si por el contrario observamos que la zona manchada no solo es la de contacto, sino que también está manchado el resto del tapón, es más que probable que haya habido alguna fuga de vino, lo que va asociado con una merma en el contenido de la botella. En este caso es probable que también el oxígeno haya llegado al vino y lo haya oxidado. Por eso cuando un tapón se encuentra en mal estado hay que probar el vino para comprobar que no presenta defectos.

-          El color, será púrpura tirando a brillante cuando descorchamos un vino joven y más oscuro y apagado cuando descorchamos un Reserva o Gran Reserva.

-          La forma debe ser lo más uniforme posible. Los abultamientos son síntoma de cambios bruscos de temperatura, que han podido dañar el corcho y el vino.

                        


También es importante oler el corcho por la parte central, no el extremo que ha estado en contacto al vino, y comprobar si huele a vino y no presenta ningún olor extraño. Uno de los problemas más importantes hoy en día es el del olor a corcho como defecto del vino. Es un olor más de humedad, de caja de galletas mojada o corcho.

PRINCIPAL PROBLEMA DE LOS CORCHOS

El corcho tiene un terrible enemigo llamado TCA (Tricloranonisol), que se libera por la presencia de un hongo que se puede encontrar en los tapones de corcho). Actualmente el mayor quebradero de cabeza para los bodegueros y enólogos que, pese a tomar todas las medidas posibles en la lucha contra el TCA, es imposible de erradicar.

El TCA puede echar a perder la producción entera de cualquier bodega. Esto mismo fue lo que le sucedió a la bodega Vega Sicilia en el año 1.999 con su vino Valbuena (la segunda marca de la prestigiosa bodega de la Ribera del Duero). Así sucedió:
La cosecha del año 1.994 en la Ribera del Duero fue considerada como muy buena. Vega Sicilia, embotelló su vino Valbuena en Diciembre de 1.997 con la intención de conservarlo en botella durante 14 meses más antes de empezar a comercializarlo. Durante el año 1.998, la bodega realizó catas en bodega y los resultados catalogaban el vino como uno de los mejores Valbuena de los últimos años. Sin embargo, a principios del año 1.999 empezaron a notar una reacción extraña en el vino y las alarmas se dispararon. Tras consultar a Pascal Chatonnet, considerado el gurú del TCA, se confirmó la peor de las noticias, el Valbuena del 94 estaba contaminado de TCA con 130.000 botellas en la calle.
La bodega se apresuró a enviar circulares explicando lo sucedido y tratando de retirar del mercado el mayor número de botellas que le fuera posible. Tan sólo se devolvieron 500 de las 130.000.

                             

CORCHO NATURAL VS SINTÉTICO

Por un lado, el corcho es un producto natural y ecológico que se obtiene del alcornoque sin producirle daños... El corcho nos ha demostrado que es posible mantener las cualidades de un vino durante varias décadas y por tanto es de momento la mejor opción para el vino de guarda.
Por otra parte, que  las botellas se almacenen en posición horizontal se debe a que al estar el vino en contacto con el corcho, éste no permite que entre oxígeno a la botella. Los corchos naturales permiten airear el vino, pero si se colocan de forma horizontal, esto no ocurre y por tanto, nos aseguraremos de que nuestro vino siga conservando sus propiedades y no se deteriore.

En el otro lado, encontramos los tapones sintéticos. Se estima que alrededor del 20% de los encorchados se realizan con materiales sintéticos. A diferencia de los corchos naturales, no está decolorado por el lado en que hace contacto con el vino. Por otro lado, suele ser más difícil de extraer (son más compactos) y además, no nos proporciona información sobre el estado del vino (ni su color ni su olor). Sin embargo, también hay que decir que, de cara a su descorche, no se corre el riesgo de rotura ni de desmenuzamiento (partículas que se quedan sobre la superficie del vino). Otra de las ventajas es que preserva e aísla perfectamente al vino y no contiene TCA que pueda adquirir el vino.
El uso de otros tapones sintéticos no nos asegura una larga guarda, o al menos no tenemos vinos que abiertos 20, 30 o 50 años después de ser embotellados con tapones sintéticos, sigan vivos.


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